En términos generales la fertilidad se define como la capacidad de tener descendencia sana mediante la actividad sexual normal durante la etapa fértil de la vida. Sin embargo, una definición en estos términos no abarca la complejidad de factores que se asocian a ella y que modifican dicha capacidad, a veces sin causa aparente.
En consecuencia, para entender la fertilidad se hace necesario tomar en cuenta las diferentes dimensiones que la afectan. En primer lugar, la fertilidad no es sólo de la mujer o del hombre en particular, sino también de ambos como pareja. En segundo lugar, la fertilidad cambia con el transcurso de los años y va disminuyendo gradualmente, tanto en la mujer como en el hombre. Por último, cuando la salud se ve comprometida, la fertilidad puede afectarse ya que, por una parte, hay enfermedades que por sí solas pueden perjudicar tanto el sistema reproductivo femenino como el masculino y, por otra, los tratamientos que se utilizan para combatir algunas de ellas alteran la fertilidad.
Brevemente, a continuación describimos los aspectos más importantes de la fertilidad en cada una de las dimensiones mencionadas.
fertilidad individual de la mujer y del hombre
Es el potencial de lograr el embarazo por separado. En otras palabras, es cuando la salud anatómica y funcional de los sistemas reproductivos tanto de la mujer como del hombre está intacta de forma que permite suponer que se puede lograr tener descendencia si hay una actividad sexual normal.
fertilidad en los años jóvenes
Generalmente, se da por sentado que en la juventud, entre los 25 y 34 años, existe la capacidad de tener descendencia sana mediante la actividad sexual normal sin que presente ningún tipo de problema. No obstante, en la actualidad, algunos estilos de vida han generado un aumento en los problemas de fertilidad en los jóvenes de estas edades que están dificultando que ellos logren el embarazo. Por lo tanto, es recomendable mantener un estilo de vida sana que evite la aparición de problemas que afecten la fertilidad en esta etapa de máxima capacidad reproductiva.
fertilidad de pareja
La capacidad de procrear como pareja, en primera instancia, depende de que la fertilidad de cada uno esté conservada. Sin embargo, a pesar de que la fertilidad individual de la mujer y del hombre esté intacta, a algunas parejas no les es posible tener descendencia en una etapa determinada de sus vidas, lo que se llama infertilidad inexplicada.
Por otra parte, la fertilidad de pareja se ve comprometida cuando uno de los dos o incluso los dos tiene algún tipo de dificultad para concebir. En esos casos, se habla de la presencia del factor femenino y/o del factor masculino.
fertilidad después de los 35
La fertilidad comienza a declinar, de forma natural, a partir de los 35 años en la mujer ya que ella nace con una determinada reserva ovárica que, con los años, disminuye en calidad y cantidad. En el hombre, la calidad de su semen también se ve afectada con la edad pero en menor proporción que la mujer debido a que el hombre produce espermatozoides de manera permanente.
En consecuencia, las probabilidades de lograr el embarazo a partir de los 35 años en la mujer disminuyen de manera progresiva hasta que la menopausia se instala definitivamente y ya no es posible lograr el embarazo de manera natural.
fertilidad durante la enfermedad
Existen enfermedades que, o bien afectan por sí solas los sistemas reproductivos de la mujer y del hombre y, en consecuencia, la fertilidad, o los tratamientos que se utilizan para combatirlas son los que alteran la capacidad de lograr el embarazo.
En la actualidad, es posible ofrecer a los pacientes afectados por estos tipos de enfermedades la oportunidad de preservar la fertilidad, al momento del diagnóstico y antes de iniciar el tratamiento, mediante las técnicas de criopreservación de óvulos y espermatozoides. De esta manera es posible que una vez que el paciente sea dado de alta pueda tener descendencia mediante las técnicas de reproducción asistida.